Neocueva de Altamira
La cueva
de Altamira, descubierta por Marcelino
Sanz de Sautuola en 1879, se encuentra en una de las colinas que circundan
el valle de Santillana del Mar.
En Altamira,
considerada la Capilla Sixtina del
arte cuaternario, hay notables pinturas rupestres realizadas hace 14.000 años.
En el techo de la caverna se representa una veintena de bisontes en distintas
actitudes, acompañados de otros animales como ciervos, caballos, cabras,
bóvidos, además de signos, manos y figuras humanas.
Están realizados con
técnicas de grabado, silueteado, raspado, pintado y con efectos de sombreado de
gran precisión, sentido del movimiento y belleza.
El resto de la cueva, muestra numerosos
grabados, incluso más antiguos, y un importante yacimiento arqueológico en el
vestíbulo.
Junto a la cueva se levanta el Museo Nacional y Centro de Investigación de
Altamira que acoge la Neocueva de
Altamira, reproducción fidedigna de la original, con las famosas pinturas
del Gran Techo realizadas con las mismas técnicas de dibujo, grabado y pintura
que utilizaron los pintores paleolíticos. El acceso a la cueva original está
restringido a los estudiosos para evitar el deterioro de las pinturas.
Lo que el visitante de a pie visita es la Neocueva. Este cronista
que visito la original cuando todavía estaba abierta al público, confiesa su
entusiasmo por la neocueva y sus instalaciones y aconseja vivamente su visita.